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Los riesgos de la alianza entre Argentina y China

Iniciando 2022, en el marco del 50º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Argentina y la República Popular China, el presidente Alberto Fernández realizó una visita a Beijing, donde se reunió con su par chino, Xi Jinping, y firmó varios acuerdos de cooperación, entre ellos el Memorándum de Entendimiento sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el megaproyecto de infraestructura impulsado por China para expandir su influencia económica y política en el mundo.


Podríamos decir que este fue un momento clave que empezó a marcar una agenda argentina con rumbo abiertamente pro China, y que esconde grandes peligros.


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(Foto: Xi Jinping, Presidente de la República Popular China)


La visita del mandatario argentino fue celebrada por ambos gobiernos como una muestra de la profundización de la Asociación Estratégica Integral que mantienen desde 2014, y que se ha fortalecido durante la pandemia de COVID-19, gracias al apoyo sanitario y financiero brindado por China a Argentina.


Sin embargo, detrás de esta aparente armonía se esconden varios inconvenientes y peligros para argentina y toda Sudamérica, que podrían comprometer nuestra soberanía, desarrollo e inserción internacional.


En primer lugar, Argentina se enfrenta al riesgo de una nueva dependencia económica de China, que ya es su segundo socio comercial después de Brasil, y que le ofrece créditos e inversiones a cambio de materias primas y recursos naturales. Esta relación asimétrica podría generar un efecto desindustrializador y extractivista en Argentina, además de aumentar su vulnerabilidad frente a las fluctuaciones del mercado internacional y las presiones políticas de Beijing.


En segundo lugar, Argentina se expone al peligro de una mayor injerencia política de China, que busca consolidar su rol como potencia global y contrarrestar la influencia de Estados Unidos y sus aliados en la región. Al reforzar los vinculos Argentina podría quedar atada a los intereses estratégicos de China, que incluyen el control de infraestructuras clave, el acceso a información sensible y el fomento de un orden internacional basado en el autoritarismo y el pragmatismo.


En tercer lugar, Argentina se aísla del resto del mundo al priorizar su vínculo con China, que le genera desconfianza y recelo en otros socios importantes, como Estados Unidos, la Unión Europea y los países vecinos. Al adoptar una postura complaciente con China, Argentina podría perder oportunidades de cooperación y diversificación con otros actores internacionales, que le ofrecen mejores condiciones comerciales, financieras y políticas.


Por todo ello, pensamos que Argentina debería revisar su relación con China y buscar un equilibrio entre los beneficios inmediatos y los costos a largo plazo que implica esta alianza. Asimismo, debería fortalecer su integración regional con el Mercosur y otros bloques latinoamericanos, así como dialogar con Estados Unidos y la Unión Europea para defender sus intereses nacionales y promover un multilateralismo democrático y sostenible.


Nota por: Nelson Damian Cabral, Escritor, Periodista Ciudadano, Consultor en Comunicación Política

 
 
 

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